Las obras y la inauguración

Las obras de las Escuelas Municipales de la Macarena tardaron en comenzar, ya que la escritura de venta se efectuó el 7 de septiembre de 1893 y no comenzaron hasta el día 18 de ese mismo mes. Se realizaron en siete meses, trabajando 120 hombres durante todo el invierno, bajo la continua supervisión de los Maestrantes. Estos procuraron que todos los materiales empleados en la construcción de las escuelas procediesen de fábricas y talleres de la ciudad de Sevilla. Las obras tuvieron un coste total de 193.813'61 pesetas de entonces.

La ceremonia de entrega de las escuelas por parte de la Real Maestranza al Ayuntamiento se celebró el día 30 de mayo de 1894, día de San Fernando, patrón de la ciudad. Se realizó en la clase de párvulos con  presencia de autoridades, personajes relevantes y Maestrantes. Se engalanó la entrada y dependencias del edificio con banderas, gallardetes y pirámides de plantas y flores.
 
El acto comenzó con un discurso por parte del Teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Caballería, el Excmo. Sr. D. Antonio Valdecañas y Uclés, al que contestó dando las gracias el Alcalde D. José Bermúdez Reina, firmándose a continuación el acta, que suscribió primero el arzobispo D. Benito Sanz y Forés y a continuación las demás autoridades. Después se sirvió un aperitivo con dulces, pastas, helados y refrescos y a continuación se celebró un baile amenizado por una banda militar.

En el periódico sevillano "El Progreso", el día 31 de mayo de 1894, se publica la noticia con el título "Las Nuevas Escuelas", cuya crónica termina diciendo que al acto asistieron, además de las autoridades civiles y militares, muchas otras personas de la aristocracia, de la banca, de las letras, de las ciencias y el periodismo, además de las más hermosas y elegantes damas de nuestra buena sociedad.


Se construyeron instalaciones para tres escuelas unitarias: una de párvulos, una de niñas y otra de niños. Las Escuelas ocupaban una parcela cerrada, con una superficie de más de 3000 metros cuadrados, y se componían de cuatro edificios, la escuela de párvulos, el comedor,  la escuela de niños y la de niñas, que estaban separadas "convenientemente", señala El Progreso, por una verja que no permitía la comunicación entre las dos clases. Cada aula tenía 18 metros de largo, 7 de ancho y 7 de alto, y un sistema de ventilación.

El pavimento de los cuatro salones era de cemento sistema Lafarge con un zócalo de azulejos y un cuadro de la virgen del Rosario, construido en azulejos en la fábrica de los Sres. Mensaque Hermanos de Triana. Los azulejos llevaban la firma del ceramista Manuel Arellano. Había, además, dependencias auxiliares destinadas a biblioteca, despachos para los maestros, letrinas, etc. Cada escuela tenía su propia entrada, una casa de maestros y un patio de recreo. El comedor de párvulos era del mismo tamaño que las aulas.

El 12 de octubre de 1894 el Sr. D. José Luis Arredondo Álvarez informa al pleno del Ayuntamiento de la creación de dos escuelas de adultos, una de varones y otra de hembras, en las Escuelas de la Resolana, así cuando se abren serán “Clase de Niñas y Adultas” y “Clase de Niños y Adultos” ampliando el uso para el que habían sido concebidas.